Los planes de estudio en las principales facultades de Economía están siendo revisados. La crisis en las potencias mundiales cuestiona la corriente de pensamiento neoclásica, redefinida ortodoxa o neoliberal, predominante en esa carrera universitaria.
La crisis del paradigma neoliberal abre la oportunidad de dar un debate que una década atrás parecía imposible. La ortodoxia, como visión hegemónica, no es capaz de explicar el derrumbe de las economías centrales, ni ofrece soluciones viables. El análisis de esta crisis requiere comprender el proceso histórico, social y político que lo generó. A principios de los años ’70, el incremento de los costos productivos vinculados, en gran medida, a las demandas salariales de una clase obrera organizada y a la crisis del petróleo, provocó la caída de los niveles de rentabilidad de las grandes corporaciones de las naciones más desarrolladas del mundo. Como respuesta, los grupos de poder avanzaron con una estrategia de reducción de costos a través de la fragmentación del proceso productivo y de su relocalización, lo que derivó en una nueva división internacional del trabajo. Las naciones desarrolladas conservaron y promovieron las actividades de mayor alcance científico-tecnológico y, a través de los canales comerciales y financieros, lograron controlar las cadenas de valor globales. En el resto de la periferia, en general, se profundizó la explotación de los recursos naturales y se desmantelaron las jóvenes estructuras industriales, nacidas mayoritariamente en la primera fase de la Guerra Fría.